Deja que me queme en las cataratas de tu nombre.
Deja que me hiele en el fuego de tu sonrisa,
que me duerma en los lagos clandestinos,
que me abrace a la rabia de tus días.
Deja que te cure a golpes de ira,
que nos perdamos el sentido,
que seamos dinamita.
Déjame la pólvora,
toma la llama.
Explota.
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